Primera lección antojadiza: “Profesor vende horas vacías”

checklistLa cuestión es central. Todo profesor debiese tranzar horas sin clase por dinero bien pagado. Y digo “horas vacías” porque si alguien observa cualquier horario de profesor, notará que ciertos bloques no tienen curso ni asignatura. El cuadrado de la planilla está vacío. Cuando el reloj marque el inicio de ese período, el docente no estará delante de un curso. Podría encontrarlo en la mítica “sala de profesores”. Algunos pocos tienen oficina, porque, para la mayoría, la oficina es su sala de clases.

¿Haciendo qué si no es dictar clase? Pararse y enseñar, estimados, es la punta de un iceberg pesado y desfigurado. Y mucho de ese cuerpo helado y traslúcido a medias tiene que ver con un proceso metódico. Pesado, igual que el iceberg de la metáfora. Me refiero a la planificación y sus derivados. Si enseñar es comunicar y modelar hábitos intelectuales; hacer clases se convierte en una reunión planificada, donde cada paso de la negociación alumno-profesor (“pongo atención si me interesa” versus “te paso esta materia porque la consideran relevante”) está regulada.´

¿Quién diseña la “negociación” y el “intercambio” entre el profesor y el alumno”? Hay varios actores reguladores, pero en último término es el mismo profesor el que debe fijar los pasos, los plazos, las causas y sus consecuencias. Algo que toma bastante tiempo –más que, por ejemplo, los 45 minutos de una clase lectiva- y que por extrañas circunstancias no se considera. Y me atrevo a concluir que en toda la repetitiva discusión sobre medidas para mejorar la educación, un asunto queda fuera, sobrepasado por las demandas y las exigencias: el profesor necesita horas exclusivas para planificar. 

1 comentarios:

pedro dijo...

Me parece interesante lo que planteas, sin embargo no estoy de acuerdo con el ver en todas las cosas una "negociación", al estilo de la transacción entre privados. Creo que si bien, muchos usamos la negociación como herramienta para la solución alternativa de conflictos, no me parece que tal experiencia sea replicable al sistema educativo. Hay muchas materias que son "inegociables" por sí, muchas de ellas están presentes en nuestras mallas curriculares y en los planes de estudio. Sin embargo pese a que simple vista muchas de éstas parecen ser inútiles tienen la gran gracia de modelar y crear hábitos intelectuales.
Es en razón de esto que me parece contradictorio que en esta "negociación" planteada, exista una parte que se las arregle para fijar y lograr que la contraparte acepte todo lo que propone. En una negociación real, hay reglas y en definitiva ninguna de las partes impone su visión, sino que ambas construyen una respuesta... ¿es esta la realidad de la educación?... me parece que no.
Por último me parece interesante el poder contemplar el tiempo de preparación y planificación, como parte importante de la jornada laboral. Sin embargo se echa de menos en los pedagogos, el gusto y las habilidades para la enseñanza, más que el gusto por planificar. El planificar es fundamental, pero el pleno desarrollo de la relación maestro alumnos se da en el aula, es ahí donde se prueban las estrategias y donde muchas veces se superan las estrategias, y en donde el maestro se despliega por completo.
En todo caso gracias por el texto, por que permite reflexionar.

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